Reyes
Es
Día de Reyes en Cambita
¿Habrá
quién salga a la calle con una escopeta
de
penca de coco?
Hubo
Días en que yo dejé un vaso con agua,
un
manojo de yerbas, un cigarrillo
y
una menta verde debajo de la cama.
Hubo
Días en que los Reyes me dejaron
un
carro de pilas que encendía luces y daba reversa,
sonaba
una abocina y era cosa de encanto.
Hubo
otros Días en que temprano, y con la salida del sol,
llegué
a tocar la puerta de mi casa con un cigarrillo en las manos,
para
los Tres Reyes Magos,
y
ellos no pasaron por ahí ni dejaron
debajo
de la cama juguetes ni regalos; pues,
aunque
era mi casa, no era mi casa.
Luego
llegaron los Días en que tuve
que
explicarle a mi hermano
que
no esperara juguetes ni regalos,
que
Papi no tenía dinero
y
que no existían los Reyes Magos.
Y
mi hermanito sólo quería un juguete,
ya
sea que se lo comprara Papi, o se lo dejaran debajo de la cama
Los
Tres Reyes Magos;
era
cuestión de infancia, de ser niños:
¡qué
importaba si existían o no Los Reyes Magos!
Importaba
que todos los niños tenían juguetes
y
nosotros no teníamos ni escopetas de palo.
Hoy
es Día de Reyes en Cambita
y
aquí tengo una funda de soldaditos para mi hermano,
y
se la doy todos los años.
Martes 6 de enero, 2004 (09:40 a.m.)
New
York, New York
Reyes
No
puse yerbas, ni agua, ni mentas
y
debajo de la cama tampoco hay juguetes (lo sé).
A
los treinta y tantos cumplidos, es igual que a los
nueve:
debajo
de la cama tampoco hubo juguetes.
Pero
a los nueve puse agua
y
un puñado de yerba,
y
mentas, y hasta un Monte Carlo, para
mi Rey fumador.
Y
debajo de la cama (como hoy, lo sé) tampoco hubo juguetes.
Anoche
no puse yerba, ni agua, ni mentas, ni cigarro,
y
debajo de la cama tampoco habrá juguetes; claro,
cierto
es que no he mirado.
¿Quién
quita que, si al no ponerles nada anoche, ellos me hayan dejado?
Porque
esta mañana aquí –en mi diario– les he puesto agua,
yerba
para los camellos,
mentas
(y hasta un par de cigarros) para los Magos.
Quién
quita y voy y miro, y hay;
o,
con mi temor de hoy otra vez compruebo
que
debajo de la cama tampoco hay juguetes,
pues
(como a los nueve) los Reyes no me han dejado.
Sábado 6 de enero, 2007 (09:51 a.m.)
New
York, New York
Del libro:
Allá (diario del transtierro)