Friday, June 5, 2015

5 poemas de Allá (diario del transtierro)



Jueves 17 de junio, 1993 (00:45 hrs.)
Torrox (Málaga), España

   Está ahí en su tormenta
como algo que ocupa el
espacio sideral de una mirada
(opaca);
algo así, tan inmenso, como
una viruta de pan en la vía
láctea.

   Se puede descifrar a través
del vino la quinta musa,
está en mi tormenta (ahí);
usurpa el espacio de la migaja
y no es la Osa Mayor.

Hay que romper el sobrio
al estrechar la mirada,
que deja de ser opaca para ocupar
el espacio de la palabra;
la migaja,
la viruta
y el pan.




Miércoles 5 de enero, 1994 (3:42 p.m.)
Cincinnati, Ohio

  Qué tormentos de relojes de pulsera
que marchan
  cuan cadenas que arrastra la libertad del tiempo
para romper culpas y encerrar celos
historias de machistas y escándalos de pueblo
  aparta y rompe a cada paso
aparta
deja culpas a culpables
marchar al tiempo y pulso
la ruptura con las ideas del pueblo

 Sube a tus altares míos que te pertenecen
abandona relojes y ataduras
sonríe
que tú y todo por delante
y a vivir están aún

Hay pulsos que terminan sus marchas
y hay pulseras que mantienen marcando
el paso de sus relojes
pues el tiempo no se detiene con el pulso
sigue
sonríe
todo por delante
retoma tus altares míos que te pertenecen.



Martes 1º de febrero, 1994 (4:30 p.m.)
Cincinnati, Ohio

Desconcierto

Después de la iniciativa (de todas las iniciativas)
queda
el ataque descomunal.
No es cuestión de esgrima, se desplaza sin aritmética;
es un olor embriagador
carece de circunstancia
evita lo circunstancial –a dos espacios–
se logra la unidad singular.
Reaparecen los muros; se crea la distancia:
con el silencio (sabor a rechazo) al margen;
cero a la izquierda,
indiferencia –dualidad–.
Es imposible robarle destellos al espejo,
carece de precedentes.
Veda y huye al compás de sus excesos.
Atañe al olfato la suntuosidad alcohólica
–persiste.
Se espera el espacio creado –a doble espacio–
no cabría en mi manta
veda perpetua
ni silencio vitalicio
nos falla el cálculo –inevitablemente–
por las circunstancias de embriaguez,
los olores del espejo, el destello del muro,
los márgenes establecidos y la
línea;
la que es indiferente a la circunferencia en el plano
                                –ni tangente ni secante.
Regresa el alcohol con su ataque descomunal.



Domingo 31 de julio, 1994 (7:13 p.m.)
Cincinnati, Ohio

Allá

Deambulamos, al llegar,
por espacios estéticos de una arquitectura de consumo,
falta de arcos, madera tallada, obras de arte, cuadros y esculturas,
mármol.
Nos sobrecoge una armadura de acero pintada de morado opaco
y blanco de hospital.
               Caminamos en círculos por edificios rectangulares y con nombres
(MorgensSciotoDaniels),
buscamos querencias ausentes,
deambulamos por espacios ajenos en busca de familiaridad;
nada nos pertenece.
               Así creamos rutinas,
nos acostumbramos a esas armaduras de metal hasta que ya no las vemos,
hasta que podemos pretenderlas,
confundirlas con nuestras querencias ya abandonadas.
De vez en cuando escapamos al pasado,
a lugares familiares que poco a poco nos van reconociendo menos
y que poco a poco van dejando de ser parte nuestra.
               Nos convertimos en nómadas intelectuales;
permutamos en aviones, y en largos trayectos de autobuses y automóviles.
Nos constituyen pedacitos de camas y sueños;
vamos dejando una estela de orgasmos apasionados
y veranos olvidados en lechos perdidos
en espacios que abandonó nuestro tiempo.
               Vamos reconstruyendo arquitecturas de consumo;
y a esos que como yo dependemos de un refugio,
nos mata la inestabilidad de lechos a medio tiempo.



Sábado 25 de octubre, 2003 (09:53 a.m.)
New York, New York

    Suelto el mundo en la agonía de su gloria y su miseria,
en su punto (afuera a veces, a veces en el centro)
me encuentro: unos ratos en la gloria
y otros en la misma mierda.
   Habito en el planeta y respiro; unos días aire fresco,
otros apenas aire. Igual,
deambulo por las calles y en la ciudad soy uno más
o uno menos (dependiendo de la gloria o la miseria).
   Encuentro de vez en cuando flores en el camino
y en días de gloria venzo gigantes,
luego me muestra la miseria que eran molinos,
y paso de vencedor
a vencido.
   Hay días en que soy báculo de la creación
e instrumento del verso; otros,
soy apenas un idiota que anhela solamente
rascarse la cabeza.
   Así vivo y sobrevivo; con el que me quiere,
con el que me odia.
Y por igual
sigue el mundo ajetreado en su miseria
y en su gloria.