Este cuento aparece en Reminiscencias:
Al niño rubio sólo le perturbó su júbilo el que comenzaran a tocar Siña Juanica, cosa que le produjo un lagrimón que le emanaba del estribillo que retumbaba en su mente y que lo hizo dejar la fiesta y regresar a su casa con un llanto que le duró once días, siete horas y veintitrés minutos contados, y que a pesar de los ruegos al principio, luego las demandas y amenazas, y al final el llanto y el lamento que acogió a sus papas, no le pudo explicar a nadie el porqué de sus lágrimas y cara de honda pena. El niño era incapaz de verse a sí mismo: sus pies descalzos y sucios, sus pantalones viejos, su franela manchada y desbembada y su barriga llena de lombrices. Si se pudiera haber reconocido, hubiera podido ver en sí mismo al niño de Siña Juanica; pero de esto está hecha la pena, de ver la paja en el ojo ajeno. Pero él sólo tenía unos ocho años y el estribillo de la canción adentro, entre los sesos: "Se me muere el niño, tiene tos ferina, y no tengo cuarto, pa’ la medicina." Simplemente se preguntaba si era posible que se muriera un niño porque su mamá no tenía dinero para comprar medicina. Y no comprendía bien por qué Siña Juanica iba a necesitar dinero para la medicina, si la medicina era para los enfermos, y el niño de Siña Juanica estaba enfermo; entonces ella ya tenía lo esencial, tenía al enfermo, y si la medicina era para los enfermos... y el niño de Siña Juanica estaba enfermo ¿verdad?... ¿por qué entonces se iba a morir? Y pensando esto se imaginaba la cara angustiada de Siña Juanica, y a su niño en una litera de bastidor de alambre y sin colchón, pálido, tosiendo y titiritando de fiebre y se hundía más en esa pena profunda que no entendía.
He aquí la canción, interpretada por El Negrito Figueroa: Siña Juanica
Maravilloso y duro.
ReplyDeletegracias
¡Gracias por leerme!
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